lunes, 13 de diciembre de 2010
It's been a lot going on lately...
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Santiago
martes, 2 de noviembre de 2010
NSCM 23
domingo, 24 de octubre de 2010
Aalborg
domingo, 10 de octubre de 2010
Una chica invisible
Una chica invisible
Si en su día mi abuelo hubiese sabido que su nieta tendría que emigrar como él, seguramente no habría regresado a España
Desde que recuerdo, he hecho todo lo que se supone que un joven tiene que hacer. Acabe los estudios primarios y secundarios sin tener que repetir ni un curso, destacando en algunas asignaturas y siendo mediocre en otras, como tantos otros alumnos. Fui a un colegio en el que entrabas a los 3 años y salías a los 18 con un solo objetivo: Entrar en la Universidad. Y eso es lo que hice. Me matricule en Derecho con toda la ilusión del mundo. Empecé a maquillarme, a llevar tacones, a viajar con mis amigos. Conseguí una beca de movilidad, descubrí lo que era vivir lejos de la familia, de los amigos, de lo conocido y a valerme por mi misma. Trabajaba los fines de semana y los veranos, como tantos otros, para permitirme algún que otro capricho. Me enseñaron que tenía que ahorrar, que solo me gastase el dinero en algo que necesitase realmente o que desease con verdadero fervor. No fumo, no bebo, no me paso la vida en un parque ni la noche en un botellón. Soy, lo que se podría llamar, una joven normal, una de tantas otras, una chica invisible.
Hoy he ido a recoger el titulo que certifica que soy licenciada en Derecho y, sentada en el tranvía, con un papelito en la mano que dice que soy una más de tantos otros, durante el trayecto que cubre entre mi ya antigua facultad y mi "puesto de trabajo" me he dado cuenta que no tengo futuro. Al menos no aquí. Y sin embargo la gente dice que tengo suerte porque he conseguido entrar a trabajar en lo mío, aunque no me paguen ni para el metro que tengo que coger todos los días, ni tenga contrato ni forma de demostrar que estoy trabajando. ¿Esto es a lo que podemos aspirar los jóvenes? ¿A sentirnos satisfechos por lograr trabajar gratis?
La generación de nuestros padres y nuestros abuelos, nos miran desde arriba y nos comentan que ellos tampoco lo tuvieron fácil. Es cierto, mis padres lo pasaron muy mal hasta que empezaron a progresar en la vida, y poco a poco y con mucho esfuerzo han sacado a sus dos hijos a delante, nunca nos ha faltado de nada e incluso han podido soñar en que podíamos aspirar a llegar aun más lejos que ellos. Han conseguido su futuro y ya tienen la vida resuelta. Pero hay algo que nunca tuvieron que hacer: Trabajar gratis y tener que sentirse afortunados por ello.
Si me pongo a pensar en la situación del resto de mis compañeros de generación, los únicos que están colocados son los hijos de personas influyentes, algo que no extraña a nadie, pues siempre son los primeros en encontrar trabajo. O más bien que lo tienen garantizado de nacimiento. Son la nueva nobleza. El resto vive de becas que no llevan a ninguna parte o han elegido opositar. De hecho, a nuestra promoción se le ha puesto la etiqueta de opositores. Es la única forma de optar a un puesto de trabajo fijo y no tener que abandonarlo todo para irte lejos de los que más quieres para abrirte camino en la vida.
Por el contrario, yo he elegido un camino más difícil, lo que a mi padre le está dando grandes dolores de cabeza. He elegido el sector privado, sin referencias, sin sangre azul, sin padrino. Y lo he elegido porque es lo que realmente me apasiona, lo que he querido siempre. Y sin embargo, ese convicción, esos sueños, empiezan a derrumbarse. Acabo de cumplir 24 años, vivo en casa de mis padres, trabajo sin contrato ni sueldo, no puedo irme a vivir con mi novio porque después de buscar trabajo durante un año sin éxito ha tenido que volver a estudiar. Ya ni siquiera puedo trabajar en verano o los fines de semana, y sobrevivo de mis ahorros, pero estos no son un pozo sin fondo. He tenido que pedir a mis padres que me financien el master y no sé cuando se lo podré devolver.
La realidad es que solo tengo una posibilidad de entrar en el mercado laboral, pero implica un sacrificio que ya tuvo que hacer mi abuelo y si en su día hubiese sabido que su nieta tendría que hacer lo mismo, seguramente no hubiese regresado a España: emigrar.
¿Es esta la solución al paro juvenil? ¿Oprimir tanto a los jóvenes hasta que no tengan otra solución que marcharse y así descender el número de parados? Son los que teóricamente lo tienen más fácil para moverse, a fin de cuentas aun no pueden permitirse contraer responsabilidades que les aten a algún lugar. ¿Por qué preocuparse por ellos si en cuanto se vayan serán un problema menos para el Estado?
¿Nadie se da cuenta que somos el futuro y que las pensiones de aquellos que nos miran desde arriba con sus contratos indefinidos blindados dependen de que consigamos trabajar y, ante todo, cotizar? ¿Nadie se da cuenta que si los primeros que se van son los emprendedores, quien va a quedar para tirar del carro?
Cada noticia que leo sobre la crisis y la economía, hablan de jóvenes parados, de porcentajes, números, bancos, políticos, consumo, empresas que cierran, subvenciones, rescate y un largo etcétera. Pero nadie se ha dado cuenta de algo fundamental, algo que no es nada nuevo: Sin sueldos no hay consumo, sin consumo no hay ganancias, sin ganancias no hay empresas, sin empresas no hay recaudación, sin recaudación no hay inversión y todo acaba en una espiral negativa.
No nos engañemos, trabajo hay, siempre hay. El problema es que no quieren pagarte por ello y si lo hacen, lo mínimo de lo mínimo. Aquí cada cual mira por su beneficio a corto plazo y no se dan cuenta que con ello están hundiendo aun más el país. Pongámoslo de esta manera:
Lo primero que se consume son las necesidades básicas, después, y si se puede, necesidades secundarias y finalmente, y si sobra algo, en caprichos. Ahora pongamos un ejemplo de familia estándar. Ambos padres trabajan, su hijo entre 25 y 35 años, con estudios, no trabaja. El gasto en necesidades básicas es mayor, se pueden permitir gastos secundarios pero ya no les queda para los caprichos y, viendo como está el panorama, ahorran todo lo que pueden. Es decir, consumo justito, nada que movilice la economía.
Ahora pongamos que ese mismo hijo trabaja, cobra un sueldo de joven, es decir, no llega a los 600 euros. Sin embargo, los ingresos aumentan y se puede destinar a un mayor consumo secundario. Ya se puede permitir un coche, salir más noches a cenar, comprarse algo de ropa todos los meses, pero aun no le llega para independizarse por lo que la economía tampoco se moviliza demasiado.
Finalmente pongamos que ese joven obtiene un sueldo razonable, de entre 1.300 y 1.500 euros al mes. De repente el joven ya puede volar del nido, por lo que el gasto que tenían que realizar los padres en mantenerle se reduce a 0 al poder este cubrir sus propias necesidades y algún que otro consumo secundario. Los padres ven que sus ingresos son los mismos pero sus gastos se reducen considerablemente, pudiendo destinarlos a otros consumos secundarios e incluso caprichos. Y de repente, el consumo se dispara, la economía crece, se crean más puestos de trabajo y empieza una espiral positiva.
La economía no es una ciencia exacta, pero la base de todo nuestro sistema, que se funda en el consumo, es la cantidad de sueldos que exista en un país y el nivel de los mismos. Si con el trabajo que realizo ganase un sueldo mínimamente decente, y como yo, todos aquellos que trabajan sin sueldos ni contratos, el consumo se dispararía y empezaría la espiral positiva. Pero si nadie apuesta por nosotros, nosotros no vamos a dar nada a un país que no nos quiere.
Los jóvenes somos la semilla del futuro y allá donde vayas parece que somos una lacra social, que no ha trabajado en su vida y que solo sabe memorizar libros, salir los fines de semana y vivir de nuestros padres. Señores, solo pedimos que nos den la oportunidad de aprender y de trabajar y que dicho esfuerzo se vea recompensado. Y no solo uno más que rota en un puesto de trabajo permanentemente ocupado por becarios y demás jóvenes que todavía no entienden que aceptando estas condiciones estamos arrastrando a los que vienen detrás, al igual que hicieron con nosotros lo que iban por delante, a una espiral negativa cada vez más profunda.
Solo quiero trabajar, cobrar un sueldo, formar una familia, estar satisfecha con mi vida. Pero cada día tengo más claro que aquí, en España, no lo voy a conseguir. Ojalá mi abuelo no se retuerza en su tumba, ojalá no piense que se equivocó al volver a España, ojalá que se sienta orgulloso de mí y que entienda que no estoy siendo cobarde y deje de luchar por una tierra que es amada y odiada a partes iguales y me busque la vida allá donde "joven" no significa carne de esclavismo moderno, de explotación, de desechable.
Soy de la primera generación que nació dentro de la Unión Europa siendo española. Pero no viviré como una europea hasta que no cruce la frontera.
*Este lector ha pedido que se omita su nombre.
Fonte: http://www.elpais.com/articulo/espana/chica/invisible/elpepuesp/20101007elpepunac_8/Tes
lunes, 4 de octubre de 2010
Ystad
jueves, 23 de septiembre de 2010
Umeå
lunes, 20 de septiembre de 2010
En utflykt på österlen
jueves, 9 de septiembre de 2010
Inflyttningsfest (by Alberto Trillo)
David Persson e os seus músculos foron os primeiros en entrar pola porta. Quería facer gala da súa puntualidade sueca. Viña con Joakim, o rockstar da festa. David viu a Juan en camiseta e pantalón curto de andar por casa mais non se sorprendeu.
- Juan, ti vas chegar ó teu propio enterro!
O Servizo de casa mandou ir ducharse a Juan. El era quen tiña que estar presente para recibir os convidados. O timbre comezou a soar. Albert foi facendo os honores. Nuns minutos todo estaba listo e Juan xa estaba presentable. O Servizo da casa tamén se foi amañar. E nada máis saír da ducha topouse cun frío e distante apretón de mans, un sorriso correcto e agradable sorpresa de coñecer a convidada máis fermosa da Inflyttningsfest. Era Mathilda, aquela loira pola que todos suspiraban e perdían o alento, menos Albert, que é “súa amiga”. “Abofé que é bonita”, pensou o servizo da casa. Mais Albert, como bo “perro del hortelano”, cinguiríase ós seus labores.
Cada convidado, parella ou grupo traía un pequeño agasallo, Houbo quen trouxo dende un sostén ata un libro, pasando por moitas botellas de viño e derivados do alcol.
A festa comezaba fría entre os descoñecidos. Na cociña o grupo de geeks enxeñeril, compañeiros de facultade de Juan agrupábanse en torno á mesa con debates centrados nas aplicacións dos móbiles de última xeración. Xunto a eles tamén estaba Hanna Nilsson, unha loira enigmática, de cara estreita e maquillaxe abundante, que non despegou o cu do asiento até o seu remate de festa. Que mágoa. Logo marcharía con Otto, un dos grandes animadores desas primeiras conversas só aptas para freaks, probablemente o seu amor platónico.
No salón estaba o grupo Korridor, era a xente invitada por Albert, que el coñecía da súa experiencia na residencia en Lund o ano pasado. O Korridor, para que o que non se lembre, é aquel lugar do que falara Juan onde disputara unha especie de partido de fútbol cunha rapaza moi atacadora.
O resto de convidados “neutros” paseaban dun sitio para o outro intentando buscar refuxio e conversa naqueles outros despistados. Aproveitaban a zona da barra, un bo lugar de avituallamento malia a escasa cantidade de xamón que Albert puxera no seu pa amb tumaca. A súa avaricia resultou nunha conversa interesante para facer entender ós foráneos a infinita e ás veces excesiva xenerosidade e capacidade acolledora dos galegos. Juan, que se multiplicaba nas conversas e parecía xogar unha partida múltiple de xadrez, mailo servizo da casa entenderon con clarividencia que esta festa era unha desas oportunidades para facer país dende fóra. Que tamén se fai así, a miúdo se temos que esperar por algúns a que o fagan dende dentro… Sergio, de Guadalupe, Santiago, axudaba na tarefa.
Grolo a grolo a festa foise animando. O muro invisble que separaba a cociña do salón foi desaparecendo. Non eran nin as nove e media. O timbre voltou a sooar. Eran Mikael e Lina, os derradeiros en chegar, pero os máis orixinais. Traían un agasallo ben particular. Dous lenzos pequenos en branco, unha caixa de pinturas, uns pinceis e unha consigna: todos a pintar. Velaí o resultado.
A cociña, o salón e a barra axiña quedaron pequenos. Os 100 metros cadrados do piso souberon abrir máis horizontes. O pequeno balcón que conecta a habitación de Juan coa cociña, e que dá ó patio interior foi o refuxio das poucas chemineas que acudiron á festa. Xa sabe que aquí en Suecia fumar dentro está máis ca prohibido (como será en España nuns meses?) O balcón tamén foi o escenario improvisado para que Joakim, guitarra en man, escintilase o seu talento musical. Juan tamén demostrou por que é amigo de Iago Pico.
Os grupos iniciais deixaron de selo. A xente víase que o pasaba ben. O buffet desaparecera. “A tortilla está moi boa”, comentaba Annika. Mentres todos ían pintando nos lenzos, a mesa do salón moveuse para habilitar unha improvisada pista de baile. Gastando pista alguén derramou un pouco de viño que caeu directamente sobre a alfombra. Como se se tratase de neve botaron sal por riba, porque seica absorbería o viño. Non foi así.
Os cuartos de Juan e Albert tamén abriron as súas portas ó ambiente tranquilo e civilizado que se respiraba na festa. O abrir e pechar de portas daba lugar a suspicacias, infundadas na maior parte dos casos, aínda que en cada mentira sempre se agoche unha parte de verdade. Juan, ás veces, poñíase algo nervioso, especialmente cando o inocente Servizo da casa entrou con Mathilda no cuarto de Albert e a porta se pechou detrás deles. Como bo anfitrión, entrou a comprobar que todo ía ben.
A música non atronaba e a xente comportábase. O que poderiamos esperar… para sorpresa da gran maioría dos suecos presentes na festa. Moitos deles esperaban unha festa na que a mesa enorme escandinava do salón se convertiría en improvisado tablao flamenco, cheo de españois vestidos con camisa de Burberrys, cinto coas cores da bandeira nacional, náuticos ou mocasíns no seu defecto e unhas cantas bicicletas roubadas no balcón do salón. Nada máis lonxe da realidade. Tres galegos, tres cataláns, tres italianos, un curmán portugués e o resto, ata 37, non lles facía falta facerse os suecos. O Servizo da casa, aínda que sabedor da realidade, non deixou de quedar abraiado da excelente integración de Albert e Juan na vida escandinava, e das súas habilidades sociais, cada un no seu estilo, diferentes como son.
Despois de chiscar os ollos doce e suavemente, a festa tocou á súa fin. O móbil de Juan comezou a recibir mensaxes: “Grazas pola festa, foi xenial.”
lunes, 30 de agosto de 2010
Parabéns amigo!
lunes, 23 de agosto de 2010
Fin da retransmisión?
Atrás queda un verán inesquecible que, sen incluir nada extraordinario no menú, deixou momentos en compaña da familia e dos amigos que difícilmente se han borrar co tempo. Gracias a tod@s! Un verán no que tamén me din de conta o moito que me gusta Galicia e particularmente Santiago de Compostela. Axiña os nosos camiños se han de cruzar de novo...
Agora pecho con esta entrada un blog no que xa non escribirei con tanta frecuencia mais pode que ser que si algún día de xeito esporádico. Un blog que plasmou de xeito máis ou menos ameno un ano que foi abofé o mellor da miña vida. Un Erasmus cheo de experiencias e que por suposto recomendo a todo o mundo. Como dixo o outro… “que me quiten lo bailao”. Un ano despois do cal percibo á miña volta que nada cambiou excepto eu... É grato ver como a pesar da distancia a xente que importa segue e seguirá sempre aí.
Gracias por todo… espero que vos gustara o blog.